Antecedentes históricos
La construcción del edificio de la Escuela de Artes y Oficios de Algeciras finalizó en el año 1971, inaugurándose ese mismo año. Pertenece a la corriente de arquitectura orgánica del Movimiento Moderno, siendo su arquitecto Fernando Garrido Rodríguez, el cual lo proyectó en el año1968, consiguiendo en ese mismo año una de las medallas en la Exposición Nacional de Bellas Artes, en la categoría de Arquitectura.( asimilable al actual premio Nacional de Arquitectura ). Cuarenta años después, el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) de 6 de octubre de 2008 ratificaba su reconocimiento en el tiempo y recogía la inscripción de la actual Escuela de Arte en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Catalogación General según orden de 2 de septiembre de 2008.

Descripción del edificio
Se trata de un edificio de gran complejidad tanto en su trazado en planta, volumen y espacialidad. Presenta tres plantas de altura que se desarrollan en forma de espiral, salvando el desnivel existente en la parcela en dirección Norte Sur, suavizándose en el extremo Norte con la sala de exposiciones que absorbe y acomoda dicha altura mediante una progresiva disminución de las cotas de sus cubiertas. Su disposición en forma de “Caracola“ y su distribución mediante una galería exterior que va dando servicio a las distintas aulas en cada planta, genera un patio interior abierto de gran complejidad espacial.
El sistema constructivo está formado por pórticos de estructura metálica y forjados unidireccionales de viguetas metálicas, bovedillas cerámicas y capa de compresión de hormigón armado. Los cerramientos son de fábrica de ladrillo y la cubierta inclinada de teja curva árabe. Las carpinterías exteriores son de aluminio con vidrio simple y resuelven grandes huecos de suelo a techo en todo el edificio. Su revestimiento exterior e interior es enfoscado de cemento, solado de terrazo en el interior y alicatado de azulejos en aseos.
Proyecto de intervención
La actuación se centró, dado el programa y el presupuesto contemplado para esta fase, en la rehabilitación de la fachada principal del vestíbulo y la de las aulas de planta primera y segunda inmediatamente contiguas al mismo, así como en la limpieza y reparación de la cubierta y sustitución de revestimiento interiores en las zonas anejas a las afectadas.
La intervención en las fachadas requería la sustitución de las carpinterías existentes, todavía las originarías del edificio, de aluminio de pequeña sección y vidrio simple, por otras que manteniendo la imagen característica de este edificio, a preservar dado su interés arquitectónico y su catalogación, cumpliese las condiciones de servicio actuales; inercia, estanqueidad y aislamiento acústico y térmico.
Para ello se optó por resolver cada hueco como un muro cortina ya que este sistema permitía salvar con garantía, las dimensiones de los huecos existentes con la menor sección de perfilería posible, adaptándose mejor a la imagen de las carpinterías a sustituir. El sistema por tanto, está compuesto, por un muro cortina de contratapa continua con rotura de puente térmico integrada y con montantes verticales y travesaños de 52mm. El vidrio utilizado ha sido, laminar exterior de seguridad incoloro, de 3+3 mm, cámara de aire de 12 mm, y vidrio interior laminar de seguridad, incoloro de 4+4 mm.

La profundidad de los montantes se estableció según los requerimiento de inercia del CTE, pero supeditado a una profundidad máxima de 80mm, por necesidades estéticas, por lo que se incorporaron para muchos de estos montantes los refuerzos interiores necesarios para ello. De la misma manera tanto los montantes como las hojas de ventanas se adaptaron a éste imperativo de imagen, mediante la utilización de medios montantes reforzados interiormente y hojas integradas, que no aumentan la visión exterior de la perfilería.
La instalación de las nuevas carpinterías ha llevado aparejado un tratamiento integral de la estructura metálica de las fachadas y la reconstrucción de las jambas, alfeizares y dinteles de éstas, con la reposición de sus revestimientos, similares a los existentes.
El resultado de la intervención en las fachadas, según estos criterios, ha permitido la perfecta integración con el edificio, como si estas carpinterías y fachada, estuvieran allí desde su construcción, allá por el año 1971, pero adaptadas a los requerimientos actuales.
Dejar una Respuesta